FASES DE DESARROLLO
Popularmente se habla de tres fases de evolución de la enfermedad:
Fase inicial o leve
Aparecen pequeños problemas de memoria, concentración y atención, que se
hacen evidentes cuando se necesita llevar a cabo tareas complejas que se
presentan en la vida cotidiana. En cuanto al estado de ánimo, son frecuentes los
cambios de humor, sobre todo tristeza, irritación o ansiedad. Es común que las
personas afectadas, en fase leve, nieguen estos déficits.
Fase media o moderada.
Los déficits se hacen más evidentes, encontrándose muchas veces desorientado
temporal y espacialmente. El lenguaje se empobrece, apareciendo problemas de
comprensión y expresión, así la dificultad para encontrar las palabras va en
aumento. Requiere asistencia para su cuidado personal. Pueden aparecer
problemas de comportamiento, como suspicacia, ideas delirantes, alteraciones
del sueño, agitación, etc. Esta última es la más estresante, manifestándose con
momentos de inquietud con la necesidad de deambular constantemente. En
algunos momentos pueden mostrarse agresivos por falta de comprensión de
diferentes situaciones.
Fase final o severa
La persona afectada necesita cuidados continuos, está completamente
desorientada y la memoria y el resto de funciones cognitivas están seriamente
dañadas. El lenguaje se reduce cada vez más, pudiendo llegar al mutismo. Se
produce una pérdida total del control de esfínteres. A nivel motor, el deterioro es
absoluto. Profesionalmente, es habitual catalogar el estadio de la enfermedad de
Alzheimer en función de la Escala de Deterioro Global de Reisberg (GDS), que
expresa un continuo en siete fases